domingo, 15 de enero de 2012

DOMICILIO: Llegada.

Llamé a Carina, mi novia, para que me viniera a buscar. Apareció con su coche poco después.

-¿Qué ha ocurrido? - preguntó al bajar del coche -¿estás bien? parecías alterado por teléfono.

No le contesté, simplemente me limité a mirarla, en silencio. Acababa de matar a una mujer y ví cómo se llevaban, moribundo, a mi mejor amigo.


-¿sábes qué le pasa a tu coche? - preguntó élla, sin haber parado siquiera el motor del suyo, un Peugeot azul del 2016, aunque con sus luces encendidas, no se le podía distinguir el color, ni el rostro de Carina.


-Se le ha quemado el motor de arranque...-conteste, sin dejar de mirar mis botas, tán oscuras como el neumático de tractor en el que estaba sentado.
-¿qué le ha pasado a Pablo? -dijo mientras se me acercaba-¡¿de quíen es la sangre de tu chaqueta?!
-no qiero hablar de ello ahora, mejor te lo cuento por el camino...
-¿qué hacemos con el coche?
-No lo se...


Cogí la caja con las piezas y me subí al coche de mi pareja. No me gustaba nada aquel coche, no me gustaban los coches modernos en generar, pero aquél se llevaba la palma.


Cuando llegamos a nuestra casa debían de ser las ocho de la noche, Carina aparcó en el garaje. Bajé del coche, dejé la caja sobre el capó de el DeLorean, y entré en mi casa.
Era una bonita vivienda, en una urbanización alejada de el mundo y la ciudad. No hice ni quitarme la chaqueta. Me tiré sobre el sofá y cerré los ojos. Por mi mente pasaron un millar de pensamientos, cada cual más bestia y macabro que el anterior, hasta que escuché un portazo y, de golpe, volví a la realidad. Carina, que acababa de entrar, me miró preocupada. No me había fijado antes, pero llevaba la chaqueta que le había regalado cuando nos conocimos, sobre un jersey verde y unos largos pantalones negros. Su expresión era penetrante.


-¿vas a llamar a tu jefe, para decir que mañana no irás a trabajar?-preguntó Carina.
-¿qué? ¿quién dice que mañana no vaya a ir a trabajar?- pregunté extrañado, lo único que quería era distraerme, y concentrarme en el trabajo me parecía una estupenda distracción.
-¡Ah!-dijo ella- pensé que tras lo ocurrido te cogerías un par de días de baja, para relajarte y asumir lo ocurrido.
-Pues no. Lo que necesito es distrerme. Mañana estaré mejor y podré ir a trabajar.
aquello no era cierto, el futuro me preparaba una distracción mejor, mucho mejor: El fin del mundo.

1 comentario:

  1. Ha arrancado bien la novela. Me encanta el detalle del Delorean. Me imagino que en el futuro le tienes reservado protagonismo, en plan personaje. Hasta la próxima entrada.

    ResponderEliminar

Deja aquí tu comentario, si quieres, nadie te obliga. Pero, si escribes algo, ten un poco de amor propio y cuida tu ortografía.